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Redescubir la magia

Redescubir la magia

Siempre debemos cambiar, renovarnos, rejuvenecer. De lo contrario acabaremos volviéndonos inflexibles

 Johann Wolfgang von Goethe.


Pasamos por diferentes fases cuando aprendemos magia. Personalmente, empecé bastante pequeño leyendo libros con juegos automáticos, sin técnica o con poca técnica. La magia se basaba en buenas ideas para momentos adecuados. 


Pasados los años cayó en mis manos Cartomagia fundamental. Entonces empezó la fase técnica. La técnica –entendida como manipulación, técnica digital– lo inunda todo, y permite volar. Y llega un momento que inevitablemente te vuelves ciego a lo sencillo. Te saltas los pases menos elaborados, porque buscas retos. Empalme diagonal, culebreo con presa del anular… maravillas. Pero hay más. 


En ese punto, inmerso en la lectura del tomo 4 de la Gran escuela cartomágica, un amigo me regaló La magia pensada. No conocía a Ramón Rioboó, ni ese libro. Me intrigó eso de «Colección Magos españoles». Lo hojeé por encima, pero andaba de cervezas con los amigos, y lo guardé.


Mucho más tarde busqué algún vídeo de Ramón en YouTube. ¡Qué sensación! No entendía cómo hacía lo que hacía, estaba total y absolutamente perdido. Como te puedes imaginar me puse como loco a leer. Curiosamente la obra de Ramón hacía referencia, y más de una vez, a los libros con los que empecé, ese mundo que había olvidado, y obviado, por la técnica. 


Entendí que la técnica no es todo, ni es nada. Es solo una herramienta más que sirve para conseguir los objetivos que nos proponemos. 


Tal vez cuando empezamos a ser técnicos, el reto y el placer de la superación alimenta esa forma de estudiar magia. Más adelante, en mi caso con Ramón, descubres que lo que te tiene que alimentar es el efecto y el impacto en el público, aunque sea con la idea más simple del mundo. 



Willy Quintana-Lacaci

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