El Giobbi de Enero
En esta entrada de su Agenda, Roberto Giobbi nos habla de esa tendencia que se observa tanto en las redes a la hora de ver técnicas de demostraciones de juego como la dada en segunda.
Muchos magos hacen la técnica a toda velocidad, como si hacerla más rápido fuera una muestra de habilidad, o ocultara mejor los manejos. Sin embargo, el Profesor, en la misma anécdota, deliberadamente ejecuta la técnica a un ritmo pausado, dando cartas normalmente, como haría cualquiera, y la sensación es mucho más clara, más limpia. La entrada nos lleva de hecho a la explicación del propio Vernon en «Secretos de cartomagia», donde afirma que la técnica hecha de forma deficiente con un ritmo adecuado es mejor que bien hecha con un ritmo incorrecto.
Esta idea se puede aplicar a muchísimas técnicas y sobre todo a las prisas que nos entran cuando empezamos, cuando creemos que la mejor forma de ocultar la trampa es ir rápido. ¡Y qué error! Hacer algo rápido hace que la vista se clave allí. Tal vez no se vea lo que se hace, pero seguro que se siente. Precisamente, es el modo más básico o burdo de control de la atención: mover algo con rapidez atraerá hacia ese punto todas las miradas. Se debe lograr naturalidad, la que nos lleve a la esa mirada resbalante que decía Ascanio, que el manejo sea tan suave y natural que simplemente no se vea nada. Que el propio manejo sea obnubilante.